Cuando la temporada de rallyes llega a su fin, y los títulos están adjudicados, los pilotos ya saben que eso no es el final: les toca pasar una difícil reválida, una jornada de espectáculo puro en la que todos los aficionados serán testigos del triunfo o la derrota, donde un mínimo error puede dejarte fuera del pódium.